¿Sabéis?, la inspiración me tiene abandonada últimamente , y de repente, el otro día, celebrando de una forma sencilla el cumple de mi madre , recordé algo tan especial como era la forma de partir la tarta de cumpleaños cuando yo era pequeña.
Eso si, no en todas las casas permitían hacerlo, pero en mi casa y en la de mis primos, todos los niños esperábamos el ansiado momento de ver quien se llevaba el preciado trozo de tarta, el más tierno, el más cremoso, el que normalmente solía ser de un bizcocho de almendras , relleno, con suerte, de crema de chocolate casero , y decorado con un dibujo hecho con merengue y azúcar glace.
Más o menos como la de esta foto de los 70, en mi primer cumpleaños.
Pues lo que solíamos hacer era coger una vaso de cristal y presionábamos el centro de la tarta haciéndole un agujero, ese era el trozo para el homenajeado , era una forma de darle lo más especial a el cumpleañero.
Seguro que muchos de vosotros os acordareis de esto, y a los que no os animo a que lo hagáis, es una costumbre que se ha ido perdiendo con los años y que yo me he propuesto , por lo menos en mi casa, recuperar de nuevo.
Mi madre disfruto mucho de su trozo de tarta, vivan los 70.
